Ocho días antes de despedir a mi familia sentía que me iba a ser muy difícil la despedida, pero el verdadero sentimiento me atacó tres días antes. Empecé a sentir por dentro una tristeza muy fuerte. El dos de enero por la mañana fue un día de lágrimas. Durante el uno de enero empecé a echar de menos a mi familia, a mi madre personalmente. Me ha costado mucho despedirme de ella, como de mis tías, de mis hermanos, de los vecinos, de los amigos, también de los niños de mi casa que los tenía muy cerca, eran mis amigos. Ha sido un día muy fuerte para mí, después los voluntarios que están dentro de mi familia, que han trabajado con los niños. Tampoco puedo olvidar mi despedida con ellos, fue algo especial, ni tampoco puedo olvidar la última vez que los veo bailando con los niños. Era un momento tan feliz.¡Qué bonito todo!
He salido muchas veces para inmigrar, pero un día como así, nunca en mi vida, como mi familia, nadie quería que se fueran los voluntarios. Era algo muy emocionante. Salimos de mi casa por la tarde, después de comer. Eramos tres para coger el taxi hacia el aeropuerto, durante todo el camino, me acordaba de mi madre, y del resto de la familia, de los voluntarios que están allí para venir más tarde. Llegué al aeropuerto de Dakar por la noche, me despido de los voluntarios, porque teníamos diferentes vuelos. Me fui a casa de mi familia, vuelvo al aeropuerto a las dos y media de la madrugada para embarcar, mientras estaba esperando miro mi diario, intento leer los contactos y unas palabras que me habían escrito esas personas, no podía acabar, mis lágrimas empezaban a caer. ¡Cuántas emociones en esa despedida!
Un día tan fuerte con tanta emoción como nunca he sentido, madre mía. Quiero que sepáis que lo que hacéis por mi pueblo Gandiol no tiene precio. Yo personalmente, desde el fondo de mi corazón os agradezco mucho y a mi familia y a toda la gente del pueblo. Muchas gracias a cada uno, con su nombre y con su apellido. Después de mi familia, a los voluntarios que están dentro de mi familia, trabajando con los niños. Mi despedida con los españoles fue algo tan especial. Los voluntarios nunca voy a olvidar lo felices que estaban con los niños, ni tampoco puedo olvidar la última vez que os veo bailando con los niños para despedirse de ellos.
Era un momento tan feliz. ¡Qué bonito todo!